Con-vivencias. Un espacio y un tiempo para aprender Cuando uno llega a un lugar como con-vivencias, lo impregnan infinidad de sensaciones, ligada a los colores, las formas, los matices. El lugar está diseñado para ser vivido. La impresión de amplitud es dificilmente comprendida desde afuera, es por eso que se hace imprescindible ingresa y descubrirlo. La calidad y apertura del espacio físico concuerda con el espacio interior de las personas que lo habitan, fácilmente distingible, cuando uno entra en relación con quienes construyen, reconstruyen e invisten ese espacio, se nos hace evidente su afectividad, capacidad y amplitud de pensamiento. Personas que se permitieron y se permiten pensar la intervención pedagógica con los papás y los niños, de manera muy particular y saludable. Intervención basada en el respeto, la escucha y la aceptación por las diferencias. Sabiendo que aquellos que llegamos a este lugar lo hacemos con vivencias que nos son propias, que nos hacen particulares, únicos, singulares, irrepetibles. Se proponen favorecer que los papás, los niños, y los profesionales reflexionen sobre sus vivencias, obtengan nuevas, reconstruyan las anteriores, y así transitar la aventura maravillosa de los aprendizajes. Un lugar donde aprender es placentero, donde se valore el disfrute, se respeta y se fomenta la capacidad creadora que todo ser posee en potencia. Es un espacio para ser vivido, para tocar, oler, gustar, escuchar, mirar, recorrer, de distintas formas y modos y en ese recorrido sentirse parte del espacio, transformándolo y siendo transformado, es decir, creciendo, desde un claro marco referencial sobre lo que se puede y no se puede hacer, lo lícito y lo ilícito, lo permitido y lo prohibido, y lo no prohibido pero de una manera taxativa sino con una permanente apertura reflexiva que permita seguir pensando, teniendo como línea directriz para este accionar "EL DESARROLLO SALUDABLE DEL SUJETO". Es un verdadero enfoque psicomotor, respetuosos de la globalidad de la persona, es este clima lo que permite y abre el espacio para HACER. La atmósfera que se respira de aceptación, tolerancia y confianza que posibilita que tanto los niños como los padres puedan decir, expresarse en un marco de libertad, sabedores que serán escuchados con interés y atención más allá de que esa expresión sea la socialmente aceptada. CON-VIVENCIAS: UN ESPACIO Y UN TIEMPO PARA APRENDER, HACIENDO Y REFLEXIONANDO SOBRE EL HACER. Juan Carlos Liotini - Director de Epicuro